A principios del siglo XIX vivía en Cambridge, Inglaterra, el matemático y profesor de universidad Charles Babbage (l792-1871). Por entonces, los matemáticos ya conocía el contador de décadas y las tarjetas perforadas.
En 1812 concibió la idea y construyó una máquina diferencial -difference engine- para repasar y corregir tablas de logaritmos. Su primer modelo, que levantó gran expectación, podía calcular dos diferencias con ocho puntos decimales. Animado por el éxito, Charles Babbage ideó un modelo perfeccionado de su difference engine que debía ser capaz de hallar siete diferencias con siete puntos decimales. Desgraciadamente, las posibilidades técnicas de su época no permitieron su construcción.
Este fracaso le llevó empero a idear un proyecto muchísimo más ambicioso: en 1833 diseñó su analytical engine, la primera calculadora digital de la historia. También en este caso y por los mismos motivos, el ingenio no se pudo llevar a la práctica.
Su máquina para resolver problemas. como la llamaba familiarmente, ya disponía de los elementos funcionales de los actuales ordenadores y manejaba términos como bifurcación del programa y decisión lógica. Babbage se adelantó a su tiempo concibiendo sobre el papel cómo deberían ser los futuros ordenadores.
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